Listas

jueves, 27 de octubre de 2022

¡Que el ritmo no pare en Halloween!

¡Pero cómo no iba a haber una listita de canciones para la fiesta de este año! Algunas alternativas para las típicas bandas sonoras de Halloween o canciones que ya están demasiado oídas. 

Vamos con la exquisita selección para este año. Pueden encontrarla en el siguiente enlace de mi lista de reproducción en Spotify Halloween 22, pero si no, aquí las tienen para su disfrute y goce:


1. "El terror llamó a mi puerta" Motorzombis

2. "The Haunting" The Misfits

3. "El día de la bestia" Def con dos

Amenazados por la cabra

4. "Apocalipsis 25D" Ktulu

5. "Pet Sematary" Ramones

No puedo concebir mejores plañideras

6. "Feed My Frankestein" Alice Cooper

7. "Stigmata Martyr" Bauhaus

The one and only Vampire

8. "Kidnap The Sandy Claws" Danny Elfman

9. "Papá soy una zombie" Los Tiki Phantoms

10. "Watery Graves" Plants vs. Zombies

Cuántas horas de mi vida habré dedicado/perdido a este jueguecillo

11. "We´re In It Only For The Brains" ZombieSuckers

12. "Zombie" Goblin

13. "House Of 1000 Corpses" Rob Zombie

¡Bienvenidos a mi casa niños!

14. "Love Like Blood" Killing Joke

15. "Las voces me hablan de matar" Baby Horror

16. "Un día en Texas" Parálisis Permanente

Va a hacer la compra

17. "Against The Blade" The Horrors

18. "After The Flesh" My life with the Thrill Kill Cult"

Madre mía qué jartá a la llorar con esta película

19. "The Torture Never Stops" W.A.S.P.

20. "Buenas noches Señor Monstruo" Regaliz

Aprende Bela Lugosi

¡¡¡Feliz Noche de Muertos!!!


viernes, 21 de octubre de 2022

¿Quieren conocer a mis pequeños?

Estos dulces muñequitos llevan haciéndome compañía hace muchos, muchos años... 

Ya me gustaría que tuviéramos más hermanitos y hermanitas para seguir aumentando la familia... Todo se andará...



La primogénita

Con él tuvimos la parejita

La familia numerosa

El pequeño Vampiro

No hay quinta mala

Por supuesto, tenían que ser seis...

Pronto, pronto seremos más....

jueves, 13 de octubre de 2022

"La casa en el confín de la tierra": con ella empezó todo



 Ay Lovecraft, Lovecraft... que si no hubiera sido por Hope Hogson no sé qué habría sido de tu Cachulu...

Y es que hoy vengo a reinvindicar la obra de William Hope Hogson, autor muy poco reconocido, y eso que fue una gran influencia para el escritor nombrado en el párrafo anterior y que también fue idolatrado por Terry Pratchett.

Hope nació en Essex el 15 de noviembre de 1877. Ya les voy advirtiendo que esto empieza mal y acaba peor porque, de los once hermanos que tuvo, tres murieron siendo niños y esto se le quedó grabado de tal forma que la muerte infantil fue un tema recurrente en su obra. Su padre fue un sacerdote anglicano que era trasladado constantemente de parroquia, y mira, de algo sirvió tanta mudanza porque uno de los lugares donde recaló la familia, County Galway en Irlanda, le sirvió a William como escenario de la novela que nos ocupa (que viendo de lo que trata, no quiero ni pensar cómo sería la iglesia en cuestión...).

El caso es que el chaval acabó en un internado del que se escapó con trece años para hacerse  marinero. Le descubrieron, tuvo que volver, pero el padre acabó cediendo, firmó el permiso y su vástago se hizo grumete. Mientras el hijo se formaba como marinero, su padre murió de un cáncer y la familia tuvo que vivir de la caridad, sumidos en una pobreza bastante terrible. Para Hogson la vida en el mar tampoco fue fácil. Tuvo que aprender a pelear porque sus aguerridos compañeros no paraban de meterse con él y hacerle la vida imposible (era bajito y atractivo). Total, que se hizo respetar currándose unos brazos como aspas de molino que de una tollina se quitaban de enmedio a cualquier matón del barco. Y por supuesto este maltrato a grumetes generalizado en el medio marinero le sirvió también de inspiración para alguno de sus escritos.

Mira que pose tengo de perfil


Les aseguro que la vida de este escritor es de lo más entretenida, habiendo sido también director de un gimnasio para culturistas, desarrollando su propio método de entrenamiento, fotógrafo, experto en tiro, teniente en la Royal Artillery y el tipo que puso en apuros al mismísimo escapista Houdini, cuando este hizo un espectáculo en la ciudad en la que vivía Hogson. El escritor fue el que le puso las esposas al mago cuando hizo un número en el que debía escaparse de la prisión de Blackburn. Casi no lo logra y le echó la culpa a Hope por atascar las esposas y dañarle las muñecas. A Hogson le gustaba ser famosete y aprovechaba cualquier oportunidad para dar la nota.

Lector ávido de Edgar Allan Poe, H. G. Wells, Jules Verne y Arthur Conan Doyle, decidió escribir y publicar su primer cuento en 1904. Como se le dió bien venderlo, y negociar los derechos de autor con varias revistas inglesas y norteamericanas, se fue animando y en 1907 publicó su primera novela "Los botes del Glenn Carrig". Animado por las críticas positivas, en 1908 escribió el libro que nos ocupa.

Antes de analizar "La casa en el confín de la Tierra", diremos que Hogson murió por el disparo de un obús de artillería enemiga en Bélgica en la Primera Guerra Mundial (1918). Participó en esta contienda en infantería, no en marina, al negarse a volver a ese cuerpo tras la mala experiencia vivida en su juventud. Y tras su muerte... el olvido (ya les dije que acababa mal).

Se cuidaba

¿Que nos encontramos en esta novela pionera en su género? Pues para empezar un original prefacio en el que el autor nos indica que lo que va a exponer a continuación es una obra inconclusa y a trozos que le llegó por casualidad, que le dejó muy sorprendido... Y digo original porque, aunque lo que ocurre en la historia y cómo se relata suena a muchísimas cosas más, siempre hay que tener en cuenta (insisto) que Hogson fue el primero que lo hizo y que es increíble todo lo que se le ha plagiado y lo que ha supuesto como fuente de inspiración para otros autores. 

La trama comienza con dos amigos que van a un pueblo remoto de Irlanda a pescar y, en una de sus caminatas, entran en una zona inhóspita, con una geología que raya en lo onírico, y descubren una especie de diario destrozado e inconcluso en las ruinas de una mansión. Ni que decir tiene que lo leen y descubren el relato de lo que le sucedió al último dueño de la casa. A este hombre le dio por explorar los alrededores de la mansión (en qué mala hora), y descubrió lo que había en la sima sobre la que prácticamente se situaba la casa. A raíz de "despertar" a los infraseres que vivían por las cuevas que estaban ocultas en esa inmensa oquedad, el protagonista se enfrenta a toda una serie de desventuras sin saber el motivo por el que esos bichos repugnantes, mitad cerdo mitad humanos, le persiguen, le acosan y le obligan a encerrarse en su casa, luchando con todas sus fuerzas contra el asedio cerdil.

Llega un momento en el que el relato del diario se hace repetitivo y confuso porque, llevado a los límites de la locura, el protagonista comienza a describir cómo los ciclos del tiempo (noche/día, las estaciones, los años...), empiezan a alterarse y acaba haciendo unos viajes astrales de flipar. 

Obviamente no les voy a contar lo que le ocurre al caballero asediado, pero sí me permito decirles que, cuando terminan de leer el diario, los dos pescadores salen por patas de allí como alma que lleva el diablo.

Una vez más, mi típica/tópica frase: les recomiendo encarecidamente la lectura de este libro pionero en el género del horror cósmico, con su buena dosis de casa encantada, parajes impíos y espantosos, criaturas abisales y abismos/universos insondables.


jueves, 6 de octubre de 2022

Arthur Conan Doyle: no solo de Sherlock Holmes vive el hombre


¡Ay qué ganas tenía de hablar de este libro! Quería esperar hasta los especiales de Halloween para explayarme en la colección de relatos góticos de Sir Arthur Conan Doyle.

El creador de Sherlock Holmes es de sobra conocido por todos, así que me voy a limitar a dar unos breves apuntes sobre su biografía y personalidad (que la tenía y mucha), para poner en contexto el origen y la motivación de estos relatos.

Tiramos de "datos Wikipedia": el autor que nos ocupa nació en Edimburgo el 22 de mayo de 1859. Como tenía familia de buenas perras pudo cursar estudios en colegios de la Compañía de Jesús tanto en Inglaterra como en Austria. Años más tarde, mientras estudiada medicina, no solo empezó a hacer prácticas como cirujano en un barco ballenero, sino que ya publicó alguno de sus primeros relatos. Como debía ser que todo esto le sabía a poco, en 1900 y 1905 se presentó a las elecciones al Parlamento inglés por el Partido Unionista Liberal de Escocia, con ningún éxito por cierto. Y hasta aquí vamos a contar porque con estos datos ya tenemos suficiente para analizar la parte que más me gusta de este carismático mala virgen: la incoherencia.

El amigo Arthur: yo, me, mi conmigo

Arturo fue en su vida una contradicción pura y su mezcla mental se reflejó fielmente en sus relatos. Tenemos por un lado a un médico (empirismo) que con el paso de los años acabó siendo el más fanático defensor del espiritismo, que a su vez no solo contradice sus estudios, sino también sus creencias católicas, que a su vez contradicen su carrera médica... Me estoy liando...

Por otro, el Imperio Británico tuvo en él el mejor defensor de su causa... hasta que estuvo a favor del Estatuto de Autonomía de Irlanda, y luego volvió a cambiar de opinión. Siguiendo con la incoherencia política, vertía opiniones muy paternalistas (cuando no racistas) sobre los nativos de las tierras conquistadas en África, pero puso el grito en el cielo y fue un gran crítico con las barbaridades que el rey belga Leopoldo II hizo en el Congo (curiosamente menos conocidas que las leyendas negras de otros países).

Y para colmo tuvo que escribir en contra de su voluntad, por petición del populacho, más y más historias del empirista y lógico por excelencia, Sherlock Holmes, cuando lo que le gustaba era crear ficción histórica y es por lo que quería ser recordado.

Conmigo bromitas las justas
(y quítame a este payaso de detrás)

Teniendo en cuenta todos estos apuntes, podemos pasar a disfrutar de los relatos que se recogen en este volumen y que abarcan desde 1880 a 1922. Lo primero que aprecia es la gran evolución en el conjunto de los relatos. Hay veces que los creadores lo dan todo en sus primeras obras y luego intentan mantenerse, en el mejor de los casos, o caen en el autoplagio, o directamente sus siguientes trabajos son para olvidar. En el libro que nos ocupa, cada historia es mejor que la anterior, las tramas van siendo más complejas, el estilo más cuidado, y te mantienen en vilo hasta el final, con varios desenlaces realmente ingeniosos y sorprendentes.

Es también curioso que, según avanza la cronología, parece que los miedos de Arthur pasan de fantasmas, leyendas, problemas mentales... a cuestiones mucho más tangibles y "tecnológicas". De misterios más o menos esotéricos en los páramos de Inglaterra o sus colonias, pasamos a historias en aviones o ascensores, como si al escritor le dieran más miedo las modernidades que los espíritus que nos acechan desde otra dimensión. ¿Qué relatos hubiera podido hacer con internet o los smartphones?

Tumba de Conan Doyle en la iglesia
de Minstead en New Forest (Hampshire)
 

No quería dejar de comentar el posible origen de ese interés desaforado por el espiritismo a partir de la década de 1880, y que él mismo confesó "oficialmente" en 1918. Se cree que fue por el trauma que sufrió a partir de la muerte de su primogénito Kingsley debido a una neumonía que sufrió tras ser herido en combate en la Primera Guerra Mundial, sumado al fallecimiento de su hermano favorito, Innes, que sí sobrevivió a la guerra, pero falleció junto a dos cuñados y dos sobrinos de Conan Doyle en la pandemia de 1919. Parece que consiguió contactar con su hijo y con su hermano en diversas sesiones de espiritismo.

Con todo esto, en los relatos góticos de Conan Doyle hay colores para todos los gustos. Destacamos aquí varios temas, para facilitar el que vaya usted al relato que más le interese:

- Miedo a encontrarse con un chalao con malos instintos: "El cirujano del páramo de Gaster", "El cazador de escarabajos"

- Objetos encantados: "El espejo de plata", "El arcón de rayas"

- Torturas/gore: "El embudo de cuero", "El caso de Lady Sannox"

- ¿Le va el rollo en plan "Kachulu"?: "El terror de la cueva de Blue John"

- Miedo a volar/vértigo: "El horror en las alturas", "El ascensor"

- ¿Algo más "David Lynch style"?: "Un saloncito de pesadilla".

- Egipto misterioso: "El lote nº 249", "El anillo de Thoth"

- India misteriosa: "La mano morena"

- ¿Fobia a animales?: "El gato brasileño"

- ¿Le va el rollo "güija"?: "Jugar con fuego"

- Casas encantadas: "La habitación sellada"

- Fantasmas puros y duros: "El matón de Brocas Court", "De profundis"

Como ven hay estilos para todos los gustos, y me dejo unos cuantos en el tintero. Pero la verdad es que, como suele pasar, la realidad supera a la ficción y el relato que se va a quedar en mi memoria por siempre debido a lo que me impresionó, es el más realista de todos: "El tarro de caviar" (1908). El enemigo en esta historia es muy tangible: los chinos. Un grupo de occidentales está aguantando como puede el asedio dentro de un fuerte que se encuentra aislado en medio de la Revuelta de los Bóxers, a la espera de que su ejército llegue a tiempo a ayudarlos. El médico y el coronel que encabezan los occidentales se plantean qué hacer para no caer en manos chinas si no les rescatan a tiempo. El verdadero terror de esta historia, y lo que te deja un mal cuerpo que no veas, es el dilema moral que plantea, suicidio/asesinato, que Conan Doyle deja magistralmente en el aire para que el lector juzgue y se posicione.

No puedo terminar esta entrada sin mi típica frase: les recomiendo encarecidamente que lo lean.