"¡Bienvenidas antiguas aspiraciones, brillantes criaturas de una imaginación ardiente, a vuestro refugio debajo del acebo! Os conocemos, y todavía no os hemos enterrado. Bienvenidos, viejos proyectos y viejos amores, por fugaces que fuerais, a vuestros rincones entre las luces menos trémulas que nos iluminan. Bienvenido cuanto llegó a ser auténtico para nuestros corazones; y, por la intensidad que os hizo reales.
¿Acaso no construimos ahora castillos de Navidad en el aire? ¡Que nuestros pensamientos, revoloteando como mariposas entre estas flores infantiles, lo testifiquen! Ante ese niño se extiende un futuro más brillante del que jamás imaginamos en nuestros viejos y románticos días, y lo que resplandece en él es el honor y la verdad."
"La Navidad cuando dejamos de ser niños" Charles Dickens (1851)
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