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lunes, 7 de enero de 2019

Depresión post-navideña

Un miembro de las Sylvanian Families
pega el trueno tras las comidas navideñas 


No me hablen.
No me lean.
No tengo consuelo.
Se acabó.

Hoy no tengo fuerzas para enfrentarme a lo que me espera: dieta, ejercicio, contención en el gasto, disciplina espartana para llevar a cabo causas en las que no creo. No desde luego con la convicción con la que creo en la Navidad.

La cruda realidad se extiende ante mis ojos y las semanas (meses) que me esperan sólo los considero como una preparación para la llegada del 1 de diciembre de 2019. Créanme.

Seré fuerte, me portaré bien. Este año tengo pocos objetivos pero muy claros. Advertidos quedan.

La fiestas navideñas nos han
pasado factura a todos 

Hoy sólo puedo aferrarme a la frase mítica del "Cuento de Navidad" de Dickens:

"Celebraré la Navidad de todo corazón y procuraré hacer lo mismo durante todo el año".

Vamos a ver una cosita: todo el año no porque puedo morir en el intento, pero que me pongo en agosto (como muy tarde) a hacer mis manualidades, tarjetas de felicitación, calendarios de adviento, regalos y adornos caseros para llegar a tiempo con todo, eso lo tengo más claro que el agua y convenientemente documentado en mi bullet journal.

Déjenme llorar.

3 comentarios:

  1. Te aseguro que es mas deprimente comprar leche desnatada y fruta... ánimo, porque la Navidad siempre vuelve!

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    1. Gracias por tus palabras. Compraré leche desnatada en solidaridad contigo. Fruta ya tengo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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