sábado, 1 de diciembre de 2018

Porqué me gusta tanto la Navidad

La maravillosa Divine desconfía de Santa

Dado que no sabía cómo ordenar ni exponer los motivos por los que vivo obsesionada todo el año con la Navidad, he echado mano del MAESTRO John Waters para que mi exposición tenga un mínimo de coherencia y orden. Sus sabias reflexiones en el capítulo "Porqué me gustan las Navidades" incluido en su libro "Majareta" ("Crackpot. The Obsessions of John Waters" 1986) me servirán para guionizar mis erráticos pensamientos. Comencemos:

"Como soy tradicionalista, soy un fanático partidario de las Navidades"


Alice Claus
Lo primero que hay que dejar claro es que para mí la celebración de la Navidad el 25 de diciembre, a nivel creencia, sólo significa la cristianización de las fiestas paganas que conmemoraban el solsticio de invierno en el hemisferio norte. Es el caso del Yule de los celtas y nórdicos, una fiesta dedicada esencialmente a la familia, o la "asimilación" del nacimiento del dios Mitra, que, ¡oh casualidad!, nació en esa fecha según cuenta la leyenda. El cristianismo tiene en común con el mitrismo el bautismo, la festividad del domingo, el agua bendita o la adoración de los pastores en el nacimiento de su Dios.

Una vez dejado claro mi pagano punto de vista, también he de aclarar que la preparación de mis Navidades comienza a partir del 10-15 de enero, tras pasar los días de depresión post-Reyes Magos, y el periodo álgido de celebración se suele extender desde el 1 de diciembre hasta el 7-8 de enero. ¡Qué frenesí!

Las Navidades son adornos, la época del "brilli brilli" por excelencia, compras, villancicos, compras, regalos, alegría impostada por doquier, comilonas sin sentido, compras, acordarnos de los que lo pasan mal y ser súper solidarios durante 20 días, buenos propósitos para el año siguiente, compras...

Dios Zombie

Para ser la introducción me estoy pasando de cínica. Es lo que hay.
Luego si eso lo arreglo...

"Las actividades previas son un entrenamiento para las Navidades. Naturalmente, el primer deber son las felicitaciones navideñas."

Esto es una gozada. Me encanta enviar tarjetas navideñas. Si ya de toda la vida me gustaba personalizar las felicitaciones, desde el poco tiempo que hace que ando en el mundo manualidades esto ya es un despiporre. Pensar en un diseño distinto para cada destinatario del envío, los materiales que necesito para llevar a cabo mis ideas, los bocetos, los ensayos, ¡¡¡el cuadrante de tareas para llegar a tiempo!!! Hay que prepararlo todo con mucha antelación para que, como muy tarde, la primera semana de diciembre todos los seres queridos tengan un pedacito de mi corazón en forma de felicitación y lo disfruten el mayor tiempo posible. Como se decía en el especial de Navidad de una de mis series favoritas de todos los tiempos "Gavin & Stacey": "¿Qué sentido tiene mandar los Christmas uno o dos días antes de Nochebuena para que sólo estén expuestos unas horas?"

"Gavin & Stacey" La mejor serie de todos los tiempos

"En el mes de julio ya estoy preocupado porque sólo faltan 146 días para comprar cosas. ¿Qué me vais a regalar?"

Jamás faltarían aquí Mariah ni James
Con los regalos sucede lo mismo. Hay que complacer a las personas que los van a recibir, dedicar tiempo y cariño a la adquisición del presente. En mi bullet journal hay una colección con el nombre de los seres humanos a los que he de hacer regalos, con ideas para cada uno de ellos. Hay que estar atento durante todo el año para captar las sugerencias, los intereses, las preferencias de cada una para sorprenderles en Navidad. Si se tiene un detalle realizado por uno mismo, la entrega es doblemente agradable. Y, oiga, si no se tiene idea o esa persona necesita algo en concreto que no se ha adivinado previamente, se le pregunta y punto. Vale, se elimina el factor sorpresa, pero hay ocasiones en las que es mejor ir por las claras que ver tu regalo al día siguiente de Navidad o Reyes en Wallapop, eBay o a la persona en la cola de "cambios" del comercio de turno.

Por cierto, ni se les ocurra decir en mi presencia "no tengo tiempo" o "no se me ocurre nada". Waters y yo somos "muy exigentes en lo referente a los principios de la conducta festiva". Si nos vienen con esas tonterías serán automáticamente incluidos en nuestra lista negra.

"El día de Navidad es como un orgasmo sin fin. La felicidad y el buen humor han de correr por tus venas."


Arrestado por suplantar a Santa

¡Claro que sí! En mi caso el problema es que me paso mes y medio de celebración con lo cual suelo acabar agotada. Hace dos años sufrí un síndrome que no me había pasado jamás y fue "fatiga de compra". Me pasé tantísimo tiempo buscando y comprando regalos que, hasta pasadas unas semanas tras el 6 de enero, seguía teniendo fobia incluso a hacer la compra semanal de la comida. Pero bueno, el caso es que da tanta alegría ver las bombillas por las calles, la terrazas decoradas, los belenes callejeros, ¡¡¡los escaparates!!! ¡¡¡mi propia casa, que es un homenaje al "horror vacui"!!! Me apasionan los adornos, cuanto más kitsch mejor. ¡¡¡Y los villancicos!!! ¡¡¡Por favor!!! No escucho otra cosa y soy una coleccionista compulsiva de canciones sueltas y álbumes dedicados a las tonadillas navideñas. Por supuesto no puedo dejar sin nombrar las películas que se desarrollan en Navidad, los especiales en la tele, ¡¡¡esa gala de fin de año!!! Prometo dedicar entradas a cada uno de estos temas porque son una pasión que merece quedar para la posteridad.

"Emborrachándose de ponche, atracándose de pavo..."


Santa, no le discutas a John

El otro síndrome que he sufrido año tras año es la "fatiga de comer" que ya hace su aparición la noche del 24 de diciembre. ¡¡¡El estado al que llega el aparato digestivo cuando tomamos el último pedazo de roscón en Reyes!!! En serio que todos los años me propongo pasarme un poco sólo en las fechas señaladas pero al final, cuando veo esas bandejas de polvorones tan bien preparadas, esos turrones o dulces varios envueltos en papelitos brillantes de colores... ¡cómo resistirse! ¡Cómo no obsequiar a las visitas con unas recetas especiales cargaditas de hidratos de los malos y de colesterol!

Aquí voy a aprovechar y lanzar una sugerencia que no puedo evitar comentar cada Navidad porque, a pesar de mi poca vergüenza, desfachatez e insolencia vital, tengo un mínimo de conciencia: ¿qué tal si toda esa gente que sólo se acuerda de los bancos de alimentos a finales de diciembre, se acerca a aportar algo en abril, agosto u octubre? ¿Qué tal una gala benéfica de esas que se montan a lo grande, especialmente en la tele, en julio? Ahí lo dejo.

Pero no terminemos con un mal sabor de boca de reivindicación barata. No podía cerrar este primer capítulo de especiales navideños sino con las sabias palabras del director de "Pink Flamingos":

"A medida que se va acercando la celebración del 25 de diciembre, la ansiedad y la presión de experimentar "felicidad" son parte del rito. Si es incapaz de imbuirse del espíritu de la fiesta, es que usted es comunista o necesita un siquiatra con urgencia".

Siempre deliciosa Edith Massey

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