Rob Zombie es Dios. Lo dije desde el primer momento que le escuché en su banda White Zombie, allá por el 92, con el álbum "La Sexorcisto: Devil Music Vol. 1". Puede que sus discos y películas me hayan podido gustar más o menos (o a veces nada), pero ahí está Rob siempre presente y estoy dispuesta a darle una oportunidad más, aunque el trabajo anterior no me haya convencido. Reconozco que prefiero su faceta musical mucho más que la fílmica, y en esta ocasión el protagonismo lo tiene su último lanzamiento: "The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy".
Es el mejor que ha hecho desde el mítico "Hellbilly Deluxe". El caso es que está grabado hace la tira de tiempo (creo haber leído que desde antes de la pandemia), pero Rob publica sus obras cuando le viene en gana, faltaba más. El comienzo es espectacular: esos 54 segundos de "Expanding the Head of Zed", donde se condensa un tipo de composición muy clásica en Rob Zombie, samplers y extractos de conversaciones con interferencias, esta vez con una especie de canto gregoriano de fondo en bucle que le da un aire majestuoso a la par que siniestro. No vamos a descubrir (casi) nada nuevo en "The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy", pero sus 42 minutos se me hacen cortos. Aunque la estructura de las canciones sea parecida a la de todas sus canciones anteriores, este trabajo suena más nuevo y compacto, con una banda muy rodada que lleva trabajando con Zombie desde hace muchos años. Con el grandísimo batería Ginger Fish, el magnífico bajista Piggy D. y el guitarrista John 5 (que ha compuesto junto a Zombie todo el álbum), ¡cómo no va a sonar aquello como un trueno!
Me gustan especialmente las instrumentales "The Much Talked of Metamorphosis", "Shower of Stones" y "The Serenity of Witches" (cuya guitarra me recuerda por momentos a ciertas melodías creadas por Mr. Billy Corgan), pero la que me acabó de convencer fue la composición que le llevaba pidiendo a Zombie desde el principio de los tiempos: una canción "country", puesto que así considero a "18th Century Cannibals, Excitable Morlocks and a One-Way Ticket on the Ghost Train" (sí, lo suyo no son los títulos sencillos). Dios mío, se me caen las lágrimas al escuchar ese banjo que me traslada a bailes en un granero de Nashville con el director de la banda animando al personal con ese clásico "¡cojan sus parejas y póngase a bailar!"
En fin, que seguimos con las historias de cementerios, brujas, fantasmas, "howling men" y demás aparecidos, pero con un sonido y envoltorio mejorado. Y hablando de envoltorios, una vez más es espectacular el diseño de la portada y todo el artwork del álbum, que es cualquier cosa menos minimalista, totalmente en la línea a la que nos tiene acostumbrados.
¡Qué bonito es mi cassette púrpura! |
De muestra un par de botones. Escuchen, vean y gocen de "The Eternal Struggles of The Howling Man", "The Triumph of King Freak (A Crypt of Preservation and Superstition)" y del resto de composiciones de este gran disco.
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