No sé si les he dicho alguna vez que los cuentos son de mis géneros literarios favoritos. Y este libro es un excelente representante.
Empezaré confesándoles que, hace años, intenté leer las archiconocidas "Crónicas marcianas" y no pude con ellas. Qué se le va a hacer, todo tiene su momento. Ahora, esta colección de "remedios para melancólicos" la he leído prácticamente de un tirón.
Reconozco que, desde que me enteré hace poco del amor y devoción de Bradbury hacia las bibliotecas, decidí que había que darle otra oportunidad. El escritor no pudo ir a la universidad por cuestiones económicas y decidió formarse de manera autodidacta leyendo todo lo que caía en sus manos en esos lugares tan queridos para mí. Y, de hecho, la famosísima "Fahrenheit 451" se creó en el sótano de la biblioteca de la Universidad de California. El escritor no tenía dinero para alquilar un sitio para trabajar en su obra, pero pudo costearse un puesto con máquina de escribir en ese lugar.
Tal era su entrega a la causa que estuvo buscando toda su vida financiación para las bibliotecas públicas de California. Y al ingenuo ejecutivo de Yahoo que en su día le propuso poner un libro suyo en ese buscador le contestó: "Váyanse al diablo. Al diablo ustedes y al diablo internet. Distrae. No tiene sentido. No es real. Está en el aire, en alguna parte".
Dame una biblioteca y déjate de tonterías |
Pero pasemos ya a comentar brevemente esta colección de relatos. Editada en 1959, recoge veintidós cuentos, la mayoría muy breves. La temática es de lo más diversa: historias donde continúa con su afición por los viajes espaciales en general y a Marte en particular, otras donde presenta auténticos dilemas morales, pasando por cuentos directamente de terror, misterio y suspense.
También los hay más ligeros y hasta divertidos, y muchos te dejan un sabor agridulce o con la boca abierta, pero nunca indiferente.
No quiero desvelar mucho de las tramas y menos de los finales, por supuesto. Pero no quiero dejar de destacar algunos de mis favoritos, que ya es difícil porque todos son magníficos:
- "Es una estación de buen tiempo". El que abre la colección. Una entrañable visión de la mitomanía que comparto al 100%.
- "Sueño de fiebre". Uno de los que da miedito. Robin Cook, aprende a condensar terror biológico-médico como tan magistralmente lo hace Bradbury en este cuento.
- "La peluca". La crueldad hecha relato. Inmisericorde. De los que deja mal cuerpo. Al terminarlo pensé "Ray, te has pasao".
- "Todo el verano en un día". El tormento que le daban los otros niños al protagonista de "El sexto sentido", una tontería comparado al que sufre la niña principal de este cuento.
- "El aroma de la zarzaparrilla". Una delicia utópica sobre viajes en el tiempo.
- "El pueblo donde no baja nadie". Impresionante. Una historia que comienza de la forma más tonta, que no le encuentras ningún sentido a medida que avanza y, de repente, da un giro tan brutal que todo cobra sentido y te quedas pensando un buen rato en la propuesta moral que realiza y en cómo Bradbury te ha estado engañando sobre sus intenciones durante las páginas anteriores.
- "El dragón". Perfecto. Mi favorito. No tengo adjetivos lo suficientemente buenos para describir el subidón, la sorpresa y la sonrisa que me produjo la página final.
Podría extenderme sobre cada uno de los cuentos, pero al menos les he dado una pequeña pincelada sobre mis favoritos. Uy, que no les he contado nada sobre el remedio que propone Ray Bradbury para los melancólicos en el cuento que da título a la colección... Solo les digo que tuve que leer el final dos veces porque no daba crédito o pensé que lo había interpretado mal. Qué va. Lean, léanlo jejeje.
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