Esta semana se ha celebrado el día del libro un año más. La verdad es que para mí pasa bastante desapercibido dado que yo vivo esa celebración todos los días. Aunque sólo disponga de los minutos que paso en transporte público, procuro tener mi momento lector cada día. En papel, electrónicos, comprados, prestados en bibliotecas, intercambiados con otros lectores... cualquier libro que caiga en mis manos lo devoro con emoción.
He leído desde pequeña, empezando por tebeos (gracias Vázquez e Ibáñez), siguiendo por clásicos juveniles como Los Cinco, las novelas de aventuras de Emilio Salgari o Julio Verne, hasta que en el comienzo de la adolescencia descubrí a los tres escritores que marcarían el comienzo de mi obsesión lectora: Miguel Delibes, Ernest Hemingway y George Orwell. Parece mentira que haga décadas que los leí y, cuando me preguntan cuáles son mis libros favoritos, siga nombrando alguna de sus obras entre los primeros puestos. Mira que he leído muchísimos libros magníficos de muchos géneros, pero lo que supusieron para mí esos tres autores no se ha borrado con los años.
En esta semana en la que se ha dedicado un día a los libros, quiero dar las gracias a todos los escritores que me han inspirado, entretenido, educado y fascinado toda mi vida. Me gustaría hacer un humilde homenaje a todos ellos hablando de mis tres libros favoritos de todos los tiempos:
Insuperable |
Ernest Hemingway fue mi ventana al mundo exterior durante todos mis años de juventud. Por él siempre deseé ir a los Sanfermines (aunque me temo que la Pamplona que vivió él no tiene nada que ver con la de ahora), viajar a África (ese maravilloso relato "Al otro lado del río y entre los árboles"), y descubrí la miseria de la guerra a través de "Adiós a las armas". Eso sí, jamás me contagió su afición a la tauromaquia.
Hemingway fue voluntario a la Primera Guerra Mundial y trabajó como conductor de ambulancias en Italia. Allí no sólo conoció los horrores de la guerra y lo poco heroico de la misma si no que además fue herido de gravedad en las piernas con metralla. En el hospital se enamoró de una enfermera con la que se comprometió a casarse al volver a Estados Unidos. Digamos que ella tuvo otros planes por lo que se rompió el compromiso. Esta fue la génesis de "Adiós a las armas", novela prácticamente autobiográfica. A pesar de que podría parecer que, al basarse en su propia vida, resultaría fácil escribir la historia, el estadounidense reescribió el final 47 veces hasta que quedó satisfecho.
¿Y por qué me impresionó tanto este libro? Principalmente por el característico estilo de escritura de Hemingway: directo, con frases breves, sobrio. Es increíble como maneja el lenguaje para transmitir tanto el espanto de la contienda como la ternura de la historia de amor entre el soldado y la enfermera, pero sin caer jamás en sentimentalismos baratos.
Si no lo han leído, háganlo ya. No se arrepentirán. Y también recomiendo otras obras maestras de Hemingway como "Por quién doblan las campanas" o "París era una fiesta".
Esto es minimalismo y lo demás son leches |
Sí, me he leído prácticamente toda la obra de Eric Arthur Blair (nombre real de George Orwell). Y soy consciente de que "Rebelión en la granja" y "1984" son dos clásicos indiscutibles de la historia de la literatura pero, amigos, "Sin blanca en París y en Londres" es, sin duda, mi libro favorito de Orwell.
Considerada como su primera novela, publicada en 1933, en ella se describen las vivencias del propio Orwell cuando decidió vivir entre los pobres de ambas ciudades: cuenta sus andanzas como friegaplatos en un restaurante parisino, sus vivencias en hostales infectos, su relación con otros mendigos, el efecto del hambre a nivel físico y mental... Vamos, que ríete tú de la corriente actual del minimalismo comparada con los recursos ínfimos con los que contaban los personajes que van poblando las páginas. Por supuesto, dada su ideología, Orwell hace una defensa de los más desfavorecidos, dignificándolos dentro del contexto político, económico y social de la década de los treinta.
Lean cualquier libro de Mr. Blair pero, por favor, lean éste. Y "El camino de Wigan Pier", "Subir a por aire" o "Que no muera la aspidrista".
EL escritor por excelencia |
No sé si me gustó y me impresionó tanto porque yo ya era una criatura triste de por sí o si me volví la pesimista que he sido siempre tras leerla. ¡Qué lástima de historia por dios! Pedro, un niño abulense huérfano, relata en primera persona la pena máxima que es su vida. Le cuidan de pequeño un tío y un maestro, decide hacerse marino, a ver si poniendo agua entre Ávila y él su sino cambia (ni por esas), se enamora, le sale mal... Vamos que el diccionario en el concepto "pesimismo" debería tener un enlace directo a esta historia que tiene todos los elementos para amargarte la existencia. ¡¡¡Pero cómo lo cuenta Delibes, señores, cómo lo cuenta!!! ¿Quién le pone la pierna encima a Pedro para que no levante cabeza? ¿Quién?
El maestro vallisoletano me cautivó desde el primer momento con su estilo sobrio, parco, austero como la tierra castellana que describe en la mayoría de sus novelas, con el que transmite perfectamente la sabiduría del mundo rural.
Lean su ópera prima. Pero lean también "Cinco horas con Mario", "Los santos inocentes", "Las ratas", "El disputado voto del Sr. Cayo", "El diario de un emigrante"... Si es que cualquiera de sus obras es una maravilla.
!!!Recomienden a sus amigos, familiares, conocidos, e incluso a algún ser querido, el noble y edificante placer de la lectura!!! Seguro que se lo agradecerán.