¡¡¡Qué locura!!! pensará alguno. La verdad es que yo también. Creo que sí tengo cierto "enganche" con las redes, quizá poco comparado con los "milenials", y me apetece un montón cortar con ello. ¡Volver a vivir por unos días en los 80 (más o menos porque entonces no había móviles)! ¡Qué el teléfono sólo me sirva para llamar y recibir llamadas! ¡Una gozada!
Gracita al teléfono: un ejemplo e ídolo |
Sé que lo voy a llevar mal. Estoy ya demasiado acostumbrada a estar pendiente del siguiente mensaje en el Whatsapp, de las imposturas idílicas en Instagram o del despliegue de cainismo virtual en Twitter. Si lo pienso fríamente, qué poquito me aportan de verdad todas estas aplicaciones. Información realmente interesante ¡¡¡y fiable!!! la recibo de muy pocas personas. Quizá por eso sigo a tan poca gente, pero el intrusismo de la red del pajarito, por ejemplo, me hace ver auténtica basura que no me interesa en absoluto y que no puedo evitar.
Tampoco quiero ser totalmente negativa: me encanta recibir las novedades de mi familia y amigos, me hacen reír los memes y que me saluden por la mañana para afrontar mejor el día. ¡Pues claro que hay cosas buenas! Para mí lo mejor es la inmediatez para contactar con las personas que quiero, sin la posible molestia que puede causar llamar a destiempo. ¡El mensaje se puede leer cuando quieras! Y ni te cuento si encuentro a alguien al que perdí la pista hace años y, sin la ayuda de "caralibro", quizá no hubiera vuelto a contactar. El uso de las redes es como el de internet en general: lo bueno o lo abyecto que tú quieras que sea.
Estoy para llamar y que me llamen y punto |
En fin, en dos semanas contaré qué tal ha sido la experiencia. Dudo que aguante tanto tiempo sin dar señales "virtuales de vida". No tengo internet en mi vivienda, por lo que el único acceso que tengo a la red es el móvil. Lo más "cachondo" es que tengo que avisar a todo quisqui de mi "apagón digital" porque si no causaré preocupación en las personas con las que contacto habitualmente. ¡Con lo genial que era antes irse de vacaciones y, al llegar al destino, entrar en un bar a tomarte el primer refresco con vistas al mar, pedir usar el teléfono para avisar que habías llegado bien y hala, hasta la vuelta! ¡Enseñar las fotos era la excusa perfecta para quedar tras el veraneo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario