Alice Cooper en Vista Alegre |
El bastón que me dio Alice Cooper en su concierto en La Cubierta. Me lo gané a grito pelao |
La verdad es que podría hacer un blog solo contando mis aventuras/desventuras en los conciertos a los que he asistido. Desde aquellos primeros conciertos en los 80 a los que nos llevaban nuestros padres en el Parque de Atracciones (Orquesta Mondragón, Joan Baptista Humet...) hasta el último que asistí de la extraordinaria banda australiana Tropical Fuck Storm el 21 de noviembre de 2019. Qué tarde inolvidable aquella. Una pandemia me separa de ese último gran momento.
Gareth Liddiard (Tropical Fuck Storm) dándolo todo |
Pero nada de nostalgias chungas, ¡cómo me voy a entristecer acordándome de aquel mítico concierto de The Pogues en la no menos mítica sala Jácara en el 88! Cómo bailamos, cómo cantamos, qué estado de embriaguez de la mayoría de los asistentes, que me permitió, sobria como yo estaba, ir recogiendo monedas del suelo cuando se acabó el espectáculo. ¡Esto me permitió pagar el carísimo taxi de vuelta a casa!
¿Era yo la única mujer en el mundo que veía guapo a Shane MacGowan? |
¿Y el de Iggy Pop, tiempo más tarde en esa misma sala? Qué ambientazo, qué entrega de La Iguana, qué... botellazo estuvieron a punto de darnos a mí y una de las amigas con las que iba. Nos pasó rozando entre nuestras cabezas una botella de whisky que voló hacia el escenario. Eran otros tiempos. ¡Qué tiempos! Los 80... No te cacheaban mucho al entrar. Y por supuesto jamás olvidaré cuando Iggy tuvo la deferencia de pararse a charlar con el grupo que le esperábamos fuera de la sala. Con el subidón del concierto, al salir pensamos que podíamos invitar a Jimmy (¡qué confianzas!) a desayunar al día siguiente, aunque ya sabíamos que esa misma noche salía hacia San Sebastián. Bueno, pues el hombre nos vio, me pasó la mano por la espalda agarrándome del hombro en plan colegas de toda la vida y, aun así, fui la única que fui capaz de mantener la calma y plantearle la invitación en un decente inglés. Nos lo agradeció pero nos comentó lo que ya sabíamos, que se iba de Madrid esa misma noche. Qué majo estuvo y qué detalle pararse con esa panda de malolientes que éramos en ese momento toda la cuadrilla tras estar dándolo todo en el concierto. Digo esto porque aún recuerdo lo bien que olía Iggy, que se había duchado y perfumado tras el concierto. ¡Olía a bebé!
¡La Iguana me abrazó! |
Sigamos viajando en el tiempo. No hubo precisamente control en el aforo del concierto de Rammstein en La Cubierta de Leganés cuando vinieron a presentar "Reise, Reise". Mira que he estado en conciertos gamberros (ya llegaremos a los Manson y a los Misfits), pero en esta ocasión es la única en la que he pasado verdadero miedo por temor a una avalancha o a una estampida. Perdí de vista a mi acompañante nada más entrar y al que vi entre el público fue a Nacho Vidal.
Ojo, que no solo he estado en conciertos en los que me he jugado la vida. Tengo unos maravillosos recuerdos de todos los eventos a los que he acudido a la Fundación Juan March para escuchar a los mejores intérpretes de música clásica. No solo tenías asegurada una magnífica acústica, sino espectáculo garantizado con el respetable: allí nos juntábamos melómanos elitistas, estudiantes de música y arte, señoronas del lujoso barrio donde está situada la fundación para lucir sus perlas, humildes amantes de la música sin un duro que agradecíamos infinitamente estos conciertos gratis y... mendigos, sí, mendigos que entraban para refugiarse del frío en invierno y del calor en verano y muchas veces también nos "deleitaban" con sus ronquidos acompasados con la música. Como entonces allí entraba todo el que quería hasta completar aforo... Eso también ha cambiado (lamentablemente en mi opinión jejeje). Dichoso control de entradas a través de una web...
Y los conciertos de The Cure, por favor. Ir como fuimos a reventar de laca y maquillaje y de luto riguroso al imborrable concierto del 30 de junio de 1989 ("Disintegration" forever) con 40º a la sombra en Las Ventas. Pocas veces he visto yo sacar a la Cruz Roja a tanta gente desmayada. Tres horazas como tres soles mañaneros que duran los conciertos de Roberto y amigos y allí que nos entregamos en cuerpo y alma.
Como de la familia |
También se me viene a la cabeza un irrepetible fin de semana en el que, atención: el sábado viajé con una de mis hermanas a Salamanca para ver a Placebo (¡qué paseos por Dark City, eh hermana!), el domingo lo gozamos con el conciertazo de Depeche Mode en Madrid y el lunes Muse, la última vez que les vi en una sala pequeña, presentando el brutal "Origin of Symmetry". Inenarrable. Lo volvería a hacer mañana mismo.
¿Alguno de ustedes se atrevería a quitarle la guitarra al caballero de la derecha? |
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