viernes, 19 de julio de 2019

Ahora lo entiendo todo: la literatura victoriana



"A veces los lectores viven en un mundo paralelo y a veces imaginan que ese mundo entra en la realidad"
("El último lector" Ricardo Piglia)

Este es mi caso.

Mi mejor amiga vive en la Pérfida Albión y una discusión constante con ella es la visión tan distinta que tenemos ambas de los orihundos de la isla. Para mí Inglaterra es la tierra de la educación, los modales exquisitos, el té de las cinco, la caballerosidad, la familia real, un Regreso a Howards End, un Kenneth Branagh... Y su visión es la de This is England, Ken Loach... ni de lejos tan idílica como la mía. Hasta se emperra en contradecirme con lo del té de las cinco: me destroza el mito indicando que los ingleses lo beben a cualquier hora...

Total, que tras años de confrontación y ante estas convicciones radicalmente opuestas con respecto al mismo país me preguntaba qué me había llevado a hacerme semejante opinión idealista sobre los ingleses. Y este año, para gran alegría y descanso mental personal, lo he descubierto: la literatura victoriana. Tras revisar una lista que encontré accidentalmente de los mejores libros de la época en cuestión, me di cuenta que la mayoría de esos clásicos los había leído en mi adolescencia por lo que me había forjado un criterio absolutamente influido por las hermanas Brontë, Bram Stoker, Oscar Wilde, Lewis Carroll, Robert Louis Stevenson o Arthur Conan Doyle. Y aún me pregunto el motivo por el que no dediqué mi tiempo a entregarme en cuerpo y alma a Dickens, Wilkie Collins o Anthony Trollope. Estoy tranquila. Lo estoy remediando.


Cómo posaba Wilde

Descubrir lo que realmente era Cumbres Borrascosas, La importancia de llamarse Ernesto o lo que habitaba en el País de las Maravillas me forjó una imagen distorsionada de una nación entera. ¿Y qué más da? Al fin y al cabo era una idea positiva, dentro de la encorsetada moralidad de la época victoriana capitaneada por su reina y los mil defectos del sistema de entonces.

Además de la intrínseca calidad de los textos de esos autores, se les debe una serie de hallazgos no leídos antes de esa época (segunda mitad del siglo XIX). Esto es porque las circunstancias de aquel entonces no se habían producido antes en la historia: la Revolución Industrial, los descubrimientos y teorías científicas que empezaban a crear un clima de escepticismo religioso (aquí entra en escena el amigo Darwin), el ascenso de la clase media y, sobre todo, del empresario-industrial todopoderoso, que dieron pie a una serie de tramas y géneros que antes no se hubieran podido plantear. 


Emily: una de las talentosas hermanas Brontë

Aunque la literatura victoriana abarca poesía, novela y teatro, en estos párrafos me voy a centrar en las novelas, por ser lo que más he leído. Algo que suelen tener en común todas ellas es que se publicaron por entregas, lo cual se nota en la forma de finalizar cada capítulo, son como inconclusos, te dejan con "ganas de más", ansioso por saber cómo sigue la trama. Con respecto a las aportaciones a la historia de la literatura que hicieron algunos de los más prestigiosos representantes del movimiento podemos destacar las siguientes:


Collins: no había misterio que se le
resistiese

Wilkie Collins: a él le tenemos que agradecer la creación oficial de la novela policíaca. Para resolver tramas que en un principio son misteriosas y sobrenaturales, Collins se las apañaba para dar una resolución empírica que te deja aún más sorprendido cuando encajas todas las piezas. Amigo íntimo de Dickens, y consumidor voraz de opio debido a los dolores que le provocaba la gota, a él le debemos títulos como "La dama de blanco", "El hotel encantado" o "La piedra lunar".


Como se puede ver una vez más lo
de los hipsters no es nada nuevo. Por
cierto, es Trollope

Anthony Trollope: En su época lo petó y no entiendo el motivo por el que este genio cayó en el olvido. Menos mal que lo han vuelto a recuperar porque su obra lo merece. Su historia me gusta especialmente porque el amigo Trollope realmente era un funcionario de correos que acabó teniendo un buen carguito y en sus ratos libres creaba unas novelas extraordinarias de temática realista, otras más románticas y alguna de viajes. ¿Su motivación para escribir? Ganar dinerito, cosa que cuando la confesó no gustó a sus seguidores. No lo entiendo. ¿Qué tenía de malo? Lo que me parece genial es que tanto talento se viera recompensado con algo más que el sueldo de funcionario. Pues bien por él. Hagan oídos sordos a la opinión del vulgo y disfruten de "El mundo en que vivimos", "El amor de un hombre de 50 años" o "Las Indias Occidentales y las posesiones continentales españolas". 


Le Fanu: contigo empezó todo

Sheridan Le Fanu: cómo no iba a nombrarle. Este irlandés, al contrario que el "empírico" Collins, fue el pionero del género de terror tal y como lo conocemos ahora. El papá de los cuentos de fantasmas, vaya. Este no le daba ninguna explicación lógica a nada. Muy al contrario, lo suyo era crear atmósferas inquietantes y a veces, hasta ganaba "el malo". Ejemplo de su buen hacer es el clásico entre los clásicos "Carmilla", esa mujer Vampiro que aún me causa zozobra cada vez que acuerdo de ella. (Lo de zozobra es la forma fina de decirlo).


Genio pinturero 

Charles Dickens: A estas alturas de la película no tengo nada que añadir a lo que ya se ha dicho de este MAESTRO de la literatura victoriana en particular y universal en general. Un niño que se crió en la cárcel (en aquella época las familias podían ir a vivir a la penitenciaría donde cumplían condena sus familiares, en este caso el padre de Dickens) sólo podía acabar delinquiendo o hacer algo muuuyyy útil con su vida, como es el caso que nos ocupa. Con su fino humor (inglés) y su capacidad para la sátira, hizo de la crítica social su bandera rebelándose contra un sistema explotador, clasista y especulativo donde las víctimas principales eran los niños. Veo que no hemos avanzado mucho... Me emociona saber que gracias a la influencia y tremenda popularidad de su obra aumentaron las donaciones a orfanatos, los ricachones tomaron conciencia de la más que precaria situación de ciertos estratos sociales y, aunque no fuera la solución mejor, pero hasta los chavales que pedían limosna por la calle recibían mayores óbolos.

¿Y qué es, señoras y señores, lo que MÁS le debemos a Dickens, bajo mi sesgado punto de vista? Quien haya leído un mínimo este blog se lo está imaginando: la creación del concepto de Navidad tal y como ahora lo entendemos. Sí, ya sé que no es el primero que trata esa temática en la literatura pero, gracias a "Cuento de Navidad" y aprovechando la vuelta a la tradición navideña que se vivía en la época victoriana, se alcanzó su definitivo empuje e implantación.  La propia terrible infancia del escritor y la explotación infantil que observaba en fábricas y minas, sirvieron de inspiración para un relato que ha perdurado y se ha revalorizado hasta nuestros días. Había que dar un poco de vidilla e ilusión a esa Inglaterra triste y oprimida en la que sólo unos pocos tenían plenamente cubiertas sus necesidades básicas y este cuento lo cumplió con creces.


En fin, todo esto es sólo una excusa para homenajear a estos autores que a tan altas cotas de creación han llegado. Sumérjanse en las procelosas aguas de la literatura victoriana y gocen de la experiencia. Yo pienso seguir haciéndolo. ¡No me queda ná por leer!









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