viernes, 15 de junio de 2018

Mundo cocina



"¡Qué gustito, qué placer andar en la cocina!.."


Perdóname Karlos que te robe el comienzo de una de tus sintonías, pero quería empezar este homenaje al mundo gastronómico precisamente contigo, mi primer profe particular.

Hamburguesas de calabacín

Y es que fue hace ya muchos años cuando, un buen día, vi un programa en el que un señor muy simpático explicaba cómo hacer un estofado. Hasta ese momento, mis habilidades culinarias se limitaban a hacer filetes a la plancha, huevos fritos, ensaladas y brazo de gitano. Como quería aprender a cocinar y no tenía ni tiempo ni dinero para ir a una escuela, pues me enganché a uno de los pocos, por no decir el único, programa en la tele que enseñaba a cocinar. Ese caballero era Karlos Arguiñano. ¡Y qué limpio era cocinando! Pero hubo algo más que me conquistó y me decidió a dedicar mucho de mi tiempo libre a las ollas y sartenes. Fue una frase con la que estuve completamente de acuerdo y me convenció. Comentó que no había nada mejor en el mundo que la gente viniera a tu casa y tú les dieras de comer. ¡Qué gran verdad!

Un rico desayuno

Total, que me puse manos a la obra y no sólo hice el dichoso estofado, si no que ya me lié a copiar los platos que estaban dentro de mis posibilidades, me acabé inventando un restaurante "virtual" con su logotipo, carta y nombre y a las personas que venían a comer a mi casa les enviaba por correo el menú para que escogieran lo que deseaban comer. No soy una gran chef, me faltan mil cosas por aprender, pero estoy contenta con todo lo que he progresado.

Berenjenas rellenas

Mi afición por la cocina no se limita a los fogones. Me encanta desde el momento en que tengo que escoger la materia prima en el mercado con la que voy a trabajar, cocinarlo, hasta presentarlo en la mesa. En vista de las porquerías que nos están vendiendo envasadas o precocinadas, a reventar de azúcares, glutamato monosódico (ese gran enemigo de la humanidad, potenciador del sabor e inhibidor de la sensación de saciedad), colorantes artificiales (¡con el color tan bonito que dan el azafrán o la cúrcuma!), estabilizantes, emulsionantes... prefiero dedicar mi tiempo a saber al menos lo que como. Ojo, que me parecen magníficos los avances de la industria alimentaria para conservar en mejor estado los alimentos y que no nos produzcan enfermedades, antes incluso incurables. No seré yo quien critique los esfuerzos de la ciencia para mejorar nuestra calidad de vida ("Por la boca entra la salud y la enfermedad", ¿verdad Karlos?), pero a lo que no estoy dispuesta es a que me envenenen con los primeros engendros que se les ocurra en un laboratorio. Amén de las guerras de los lobbies, como el del azúcar, para convencerte de que lo suyo es lo más sano cuando nos llevan engañando décadas haciendo pasar por "estudios científicos" lo que eran resultados amañados o conclusiones "patrocinadas" por las industrias de turno.

Empanadillas de morcilla y pera 

Ya se dice por ahí que no comas nada que tu abuela no reconozca...

¡Madres y abuelas, las mejores cocineras! ¡Qué levanten la mano los que siguen viviendo de sus tappers recopilados en cada visita a la casa familiar! Gracias a ellas se conservan recetas tradicionales que han pasado de generación en generación y que lamentablemente se van perder por la falta de interés de las nuevas en coger la sartén por el mango (sí, es un doble sentido).

Unas deliciosas patatas picantes

¡Hay que perder el miedo y dejar la pereza a un lado! Qué gusto da ponerse manos a la obra y sacar esa sopa, ese asado, ¡esos pastelillos! y, o zampárselos uno en la soledad de la soltería o ver la glotonería con el que se lo comen los invitados a los que has agasajado. No hace falta gastarse una millonada para comer bien. ¡Hasta con los restos de días anteriores podemos hacer una delicatessen!

Magdalenas decoradas caseras

Yo seguiré a lo mío, buscando alimentos frescos y de temporada para preparar menús variados. Miraré con atención las etiquetas para que no me cuelen carbohidratos (especialmente refinados) en productos que no vengan a cuento, gluten poco o nada y grasas trans pa ellos. Seguiré los consejos de mis guías: Arguiñano, Los Hermanos Torres (¡la cocina de aprovechamiento, no tiramos nada!), Jamie Oliver, el Dr. David Perlmutter (totalmente recomendable su libro "Cerebro de pan"), buscaré los alimentos recomendables de Mario Ortiz... y los muchos libros de recetas que me he comprado o me han regalado a lo largo de estos años.

Fajitas con pollo, ensalada y salsa de yogur

¡¡¡¡A COMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!!!









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