Les confieso que, en los cinco años y medio que lleva este blog activo, esta es la entrada sobre la que más dudas he tenido si escribir o no, y desde luego, la que más me ha costado para no desvelar todos los "secretos" del libro en cuestión.
Pero es que estas cartas me dejaron tan impresionada, que, aunque sea de forma breve, quiero dejar constancia y recomendar esta lectura, porque no tiene desperdicio. A ver cómo me las apaño...
Rilke, poeta y novelista austriaco nacido en Praga en 1875, escribió alrededor de mil ciento treinta y cuatro cartas a su madre a lo largo de treinta años, desde 1896 a 1926, destacando las veintiséis cartas navideñas enviadas de 1900 a 1925. Lo primero que llama la atención es la homogeneidad de las cartas. Tienen la misma estructura y orden en la exposición de lo que, año tras año, el poeta le cuenta a su madre: la excusa por la que esa Navidad tampoco puede estar con ella, el resumen brevísimo de la situación actual donde él se encuentra (escribe desde Berlín, París, Roma, Bremen y Ronda, entre otros destinos), la escueta mención a su mujer y su hija en cada carta (cuando tocó hacerlo). El poeta siempre firma las cartas con su sobrenombre familiar, René, y nunca con su nombre literario, Rainer, como hizo en las demás cartas. René significa "renacido". Busquen, busquen el motivo por el que su madre le llamaba así, que es chungo.
En cada carta recuerda el pacto que él y su madre hicieron de pensar el uno en el otro a las seis de la tarde de la víspera de Navidad. Las misivas por cierto no se interrumpieron ni siquiera en los cinco años de la Primera Guerra Mundial. Y hay también un aspecto muy sutil: Rilke le escribe a su madre en su lengua materna.
Por cierto, las cartas que Sophia Rilke envió a su hijo no se conservan. Sabiendo ahora lo que sé, me hubiera encantado leerlas...
Vaya joyita el mozo... |
El lenguaje y la forma de expresar sus sentimientos en las cartas es conmovedora, bellísima, cómo se nota que fue uno de los mejores poetas de la historia. Cada una te atrapa y conmueve, piensas que ojalá pudieras escribir misivas tan intensas y sensibles sin ser noño.
Aquí viene la parte autocensurada, para que lean e investiguen sobre este libro: ¿cómo era la relación de Rilke con su madre? ¿Y cómo era Sofia Rilke (la madre)? ¿Cómo consideraba el autor a estas cartas dentro de su creación literaria? Aprovechando el contexto navideño, ¿cuál era la relación de Rilke con Dios?
La mamma |
Ayyyyy, que me tengo que morder la lengua para no soltar todo lo que llevo dentro. Solo puedo decirles y pedirles que lean primero este extraordinario volumen y luego, si así lo desean, que busquen más información. O si quieren que les cuente lo más grande de Rilke, su madre y sus cartas, pues me dejan un comentario que, deseosa de informar, con gusto me pongo a ello ;)
Venga, aquí les muestro uno de mis párrafos favoritos de una de las cartas. Pertenece a la escrita en el castillo de Duino el 21 de diciembre de 1911:
"Pasa esta fiesta inmersa en tu tranquilidad, tal y como yo la pasaré inmerso en la mía, cada uno en su habitación. Nos toca la mejor parte, pues podemos entrar dentro de nosotros mismos y, a fin de cuentas, eso es lo más navideño que podríamos desear".
No hay comentarios:
Publicar un comentario