jueves, 12 de enero de 2023

Los cuentos góticos de Doña Emilia



Lo que más me puede gustar y ayudar a superar mi depresión postnavideña: unos buenos cuentos góticos de una de mis heroínas: Doña Emilia Pardo Bazán.

Uno de mis propósitos de este año es leer más obras de esta mujer, cuya biografía me apasiona. Y, aunque tenga obras más conocidas que aún no he leido, he escogido esta colección de cuentos breves. 

Genio y figura

Unos brevísimos apuntes biográficos de la escritora gallega para ponerla en contexto: nacida en A Coruña en 1851, esta condesa fue novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante. Sí todo  eso y en aquella época. Firme defensora de la educación para las mujeres como vehículo para su emancipación, fue además la introductora del naturalismo literario en España.

Emilia no tuvo solo la suerte de nacer en una familia con posibles. Muchas otras mujeres también han pertenecido a sagas ricas, pero la ventaja de la Pardo Bazán fue que su padre era un firme defensor de los derechos de las mujeres y se esforzó para darle a su hija la mejor educación posible. Hasta que le llegó a la muchacha la edad de ir a la universidad... No pudo acudir por estar vetada a las mujeres. País...

Total, que a los dieciséis años se casó con un estudiante de Derecho. Tuvieron tres hijos. Ella iba publicando artículos con crónicas de sus viajes por Europa... hasta que un día su marido, que no debía ser "tan moderno" como el padre de Emilia, le dio a elegir: la literatura o yo... Pobre diablo. No sabía con quien se las gastaba. En 1883 el matrimonio se separó. Para entonces ya hacía dos años que Emilia "se entendía" muy íntimamente con Benito Pérez Galdós. ¡Menudas cartitas calentonas se escribían los tunantes!

¡Vaya dos picantones!
(Getty / Archivo da Real Academia Galega)

Total, que la notoriedad de la escritora se disparó. Entre lo que se consideró una defensa de la literatura pornográfica/atea llegada de Francia, la libertad en la que se desenvolvía en un mundo de hombres y su coquetería y gusto por la moda a pesar de la orondez de su figura, a Emilia le cayeron palos, críticas, burlas y caricaturas por todos los lados. ¿Estas minucias la desanimaron? ¡De ninguna manera!

Su vida sola ya daría para un blog entero, pero no quiero dejar de dar un par de apuntes más: en 1905 se la admitió en el Ateneo de Madrid, pero no como socia de pleno derecho. Un año más tarde, fue la primera mujer en presidir la sección de literatura en esta institución. Y en 1916, qué vueltas da la vida, fue la primera mujer en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid.

NUNCA consiguió ser académica de la Real Academia Española. La rechazaron por unanimidad por el mero hecho de ser una mujer. Bravo señoros.

Y vamos sin más preambulo al volumen que he leído: editado en 2018, no están todos los cuentos góticos que son. Pero me han gustado tanto los que vienen, que por supuesto voy buscar una edición que contenga los que sé que me faltan por leer, como "Vampiro" o "Las canas".

Los cuentos incluidos en este libro son: "El conjuro", "El fantasma", "El espectro", "La resucitada", "Mi suicidio", "El mausoleo" y "Las espinas".

Los temas que se tratan en estos breves relatos (alguno de hecho se puede considerar como un microcuento), son de lo más variado: el típico "ten cuidado con lo que deseas y encima no se lo pidas a Belfegor", apariciones, alguna que decide ser la protagonista de "esta muerta está muy viva", pasando por amantes despechados, alguna confusión en un entierro e imaginería muy relacionada con nuestra Semana Santa "más profunda".

Y aquí, por primera vez este año, y no será la última, vuelvo a usar una de mis frases favoritas: les recomiendo encarecidamente que lean estos cuentos. No se arrepentirán.



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